lunes, 29 de noviembre de 2010

La clave del éxito


La enseñanza universal, obligatoria, gratuita y laica arriba a nuestro país de la mano del padre del aula: Domingo Faustino Sarmiento.en aquel momento, había que combatir a los bárbaros, a los futuros Facundos que se reproducían por todo el territorio y estaban poblando el país, atrasando el progreso de la Nación. Para ello el objetivo era igualar a los educandos, formarlos bajo las mismas ideas, enseñarles a todos lo mismo para que no haya más vagos. Así nació la educación en Argentina: ¡Gloria y loor para Sarmiento el inmortal!

La historia sigue y nosotros la conocemos bien: conquista del desierto, el granero del mundo, revoluciones, golpes militares: el folklore nacional ¡cómo no lo vamos a conocer si esto nos lo enseñaron en la escuela!

Pero, ¿qué es lo que nos transmiten durante la etapa escolar?

Hago un recorrido mental por los años de la primaria, pero parece que la memoria me falla. Entonces, decido recurrir a algunas fotos que me den alguna pista, indicio, para que haga click mi cabeza y me broten los recuerdos. Tampoco; sin embargo encuentro, una singularidad entre mis compañeros y yo: la foto es de uno de los actos de fin de año y lo recurrente, es la excentricidad de los disfraces que llevamos puestos. Brillosos y seguramente muy costosos (tanto en dinero como en trabajo), parece que estamos todos cortados por la misma tijera. Claro, allá, por la década del 90, mientras algunos se dan el lujo de viajar por el mundo, despilfarrando un lujo de lo más vulgar, otros se quedan sin trabajo, a la deriva, esperando una ayuda del cielo que nunca va a llegar.

Años más tarde, al explotar la burbuja neoliberal, todos caemos en la realidad. Nuevos actores sociales aparecen para poblar las calles de Argentina: los piqueteros y el flagelo de los cartoneros, nuevamente brota la muchedumbre. Las escuelas empiezan a vaciarse y las esquinas se llenan de niños trabajando, que deben estar estudiando.

La incertidumbre golpea la puerta de las casas de muchos argentinos y todos se preguntan qué va a pasar. TODOS se lo preguntan; desde las clases altas, pasando por las pisoteadas clases medias que le tocaron sus ahorros y están más desesperados que nunca. Los pobres y los que cayeron en la indigencia, no tienen ni siquiera el tiempo para formularse esta pregunta.

¿Qué será de los chicos de mi edad que crecieron en la calle, aturdidos por la situación del país? ¿Son ellos los que roban, matan, se drogan y escuchan cumbia como nos muestra la televisión todos los días?

Mientras tanto, la escuela funciona como organismo de contención, para todos los que todavía seguimos por el “buen camino”. Al menos las escuelas católicas (como la mía) actúan de esta forma, te contienen tanto pero tanto que te aíslan un poco del mundo. Es en estos momentos, más que nunca, donde hay que creer en Dios y rezar por todos los pobres, desnutridos, desocupados; sólo rezar.

De hecho, la finalidad de las clases, sobre todo las de catequesis, es enseñarnos cuales son las vías del sendero correcto para no caer en las trampas del demonio, que siempre, el muy maldito, está esperándonos con las puertas abiertas del infierno, para alejarnos del camino de la bondad. Entonces, ¿Qué es lo correcto? Para todos los que hacen las cosas bien, estudian y no caen en el pecado, los espera un futuro grandioso. Para los que las hacen mal, no les queda otra opción que una vida equivocada, con hijos no deseados, a la deriva y esas cosas que le pasan a la gente que no es como nosotros.

¿Cómo evitamos que los corderitos no se conviertan en lobos? Para eso, qué mejor que una buena instrucción sobre educación sexual y qué mejor ejemplo que LA Iglesia para hablarnos de ello. Cuando la sociedad está en crisis y las calles son un hervidero, lo importante es hacerle frente a las debilidades que trae aparejadas la vida en la ciudad y el contacto con otras personas diferentes a uno. Sobre todo si son muy distintas. Por lo tanto, lo primero que hay que combatir es la ignorancia y el exceso de libertad. ¿De qué manera? Educando a los jóvenes.

“El libertinaje que se ha apoderado de este mundo, a causado y causa el mayor números de victimas entre la juventud.

Es muy común oír decir a los jóvenes que ya mantienen relaciones sexuales regularmente, pero se cuidan... y cuando dicen se cuidan, significa que utilizan anticonceptivos. La píldora, es uno de los muchos anticonceptivos inventados por los científicos, para impedir la ovulación de la mujer, y por lo tanto la concepción de un hijo. […]

Lo mejor, es que las parejas de novios, se abstengan, mientras no puedan asumir las responsabilidades de traer consigo el matrimonio”

Claramente la pobreza es un flagelo. Pero no el único, hay otros peores como la homosexualidad. Este tipo de gente piensa que lo que hacen está bien, pero no entienden la verdadera razón del amor. Ellos no se encuentran en condiciones de sentir amor por el otro, pues tienen el alma enferma y para eso hay un único remedio: nuevamente, la buena educación, esa que no siempre enseñan en las casas.

“Hombres que viven con hombres, mujeres que conviven con mujeres como si estuvieran casadas entre ellas.. Se las considera personas abiertas.. Un estilo de vida.. Cuando en realidad son personas enfermas que equivocan sus vidas […] para la Iglesia, el acto sexual entre dos personas del mismo sexo nunca es válido y nunca estará bien, bajo ninguna circunstancia. Son actos que contrarían a la naturaleza, y que, aunque sean muchos los que actúan así, no da lugar a aprobar sus conductas, al contrario, debería ser corregido.

Si alguna vez, alguien de tu mismo sexo te propone una relación íntima, con firmeza, valentía y madurez, sin perder la serenidad, decí que no. Esto es lo que espera Dios de vos”

Entonces, ¿estamos en condiciones de afirmar que la campaña contra la ignorancia, iniciada el siglo anterior, ha tenido éxito? Los grandes abogados y médicos recibieron en su infancia una excelente educación. Son los que construyen día a día La Nación junto a los arquitectos, ingenieros y en menor medida los maestros.

Seguramente, quienes no fueron a la escuela, son los trapitos, cuidacoches, los que piden limosna; generalmente este tipo de gente escucha cumbia y se visten con ropa deportiva. No se los puede combatir, pero siempre es bueno saber quienes son, identificarlos en la calle, para evitar malos tragos en nuestro andar por la ciudad.

Me surgen algunas preguntas, ¿Tan importante es recibir una “buena educación”? ¿O lo que necesitamos es una buena clase sobre tolerancia y respeto?

Tal vez, si nos formaran como seres libre-pensantes, en lugar de encasillarnos y establecernos parámetros de actitudes buenas y malas, nos estarían dando la herramienta principal para construir un futuro en el que participemos todos.

¿Será esta la fórmula eficaz? ¿Cuál es la clave del éxito?

2 comentarios:

  1. Aquí la cuarta versión. Espero que ande mucho mejor. (igualmente estoy a tiempo de hacer algunas modificaciones)

    Hasta mañana!!

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  2. Hola Paula!

    El tono está mucho mejor. Buena la opción por la ironía.

    Saludos!

    Emilia

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