domingo, 25 de abril de 2010

Paraíso cultural

“La independencia está en la cabeza” afirmó uno de los directores argentinos de la escena under, luego que le hayan preguntado en una entrevista si le molestaba que el festival de cine independiente sea tan comercial estos últimos años.
El Bafici se presentó en la ciudad la segunda semana de abril y con Pablo acordamos ir un lunes a la salida de la clase de antropología. Todavía pensando en Malinovsky y Levi-Strauss nos tomamos el 146 que nos dejó justo enfrente del Abasto, sobre la ruidosa avenida Corrientes. Esquivando maletines y tacos altos, entramos al Shopping y después de dar varias vueltas encontramos una especie de mapa que nos condujo al cine. Un espacio muy grande, iluminado por el sol de mediodía impregnado de carteles que decían “BAFICI” nos dio la pauta de que no nos habíamos perdido. Un lunes a las dos de la tarde no es el horario convencional para ir al cine, sin embargo este festival que viene una sola vez al año y dura pocos días, rompe con esa regla. El Staff “especializado” ubicado en el centro del lugar brindaba todo tipo de información acerca del festival, y por supuesto nos dirigimos a él.
La diversidad es la característica principal entre los espectadores; para los cinéfilos y estudiantes de cine este lugar tiene todo lo que necesitan: variedad en la oferta. Pero no es exclusivo para ellos, también hay gente que se acerca para curiosear atraídos por la publicidad que empapela la ciudad. Además la entrada es accesible y eso atrae a muchos. En fin ante la variedad de público el objetivo es el mismo: disfrutar de una buena función. En medio de todo esto, estábamos Pablo y yo, elegimos azarosamente un film con una sinopsis que parezca interesante, y entre tantas opciones Paraíso parecía ser la indicada. Con lápiz y papel en mano y una gaseosa bien fría, entramos a la silenciosa sala con los minutos contados y con muchas expectativas.
Esta película es el primer largometraje del director peruano Héctor Gálvez, que tubo reconocimiento internacional en el festival de Venecia y junto con la coproducción de España y Alemania este proyecto se hizo posible. Basada en la historia de cinco amigos de un barrio marginal de Lima, en edad de salir a buscar el destino, mitad impulsados por la necesidad de hacer algo y mitad presionados por sus familias. Las condiciones económicas y sociales no les permiten cumplir sus sueños y esto es representado por una adolescente que quiere estudiar periodismo y su madre no se lo permite ya que no tienen dinero para pagarle los estudios. Algo me hace ruido, pienso en todos los jóvenes que les gustaría estar estudiando y no pueden hacerlo por tener que salir a trabajar. Me siento culpable y agradecida al mismo tiempo. Otro de los chicos se alista en el ejército para tener un sueldo y seguir una carrera. El mas soñador, ante la revolucionaria llegada del circo al pueblo se acerca a él para que le enseñen a volar y de este modo enfrentar el miedo para poder lograrlo, y lo logra.
La película termina, cuando el circo se retira y con el se va el animo de fiesta que inunda el pueblo una vez al año.
Salvo parte de su cultura y sus costumbres, nada tiene de diferente a la situación de los jóvenes que se encuentran marginados de la gran ciudad en Argentina e intuyo que en toda Latinoamérica, ya que las oportunidades son para unos pocos y el futuro es totalmente incierto.
Salimos de la sala regocijados y un cartel de I SAT habla por nosotros: ”Esperamos ver algo que no esperamos ver”.

Hasta acá llegue. Seguramente para el martes, agregue o modifique algunas cosas. Acepto todo tipo de criticas. Saludos!

1 comentario:

  1. Hola Paula! Bien direccionada la crónica, me parece que auqí encontraste un espacio de interés o un tema sobre el que te gusta escribir. Podrías contarnos un poco más acerca del director o tus impresiones personales a partir de la película (más allá de dar cuenta de su argumento). Eso si tenés ganas de seguir escribiendo o ampliando...

    Saludos!

    Emilia
    Saludos!

    Emilia

    ResponderEliminar